Dame una Mente Apacible y Tranquila

El Apóstol Pedro en el Capítulo 3:4 recita...¨Vístete (parafraseando) con un Espíritu ...Afable y Apacible, que es de gran estima delante de Dios¨ 
Nota que dice que es considerada por Dios la quietud de tu mente, que es el Comando de tus Acciones y Actitudes y va más allá...aún de tus determinaciones!
Mira además que Pedro es un inovador de modas en la tendencia espiritual de la Mujer; él está motivando a la Mujer de éstos tiempos inclusive a vestirse de lo Apacible y Afable.
La palabra Apacible no es otra cosa que dulce, amable,  de buen trato, tranquilo. La palabra tranquilidad hace un marcado contraste con la palabra ruidosa, adjetivo que tipifica a la mujer impía según Proverbios 7:1. Entonces esto nos lleva a deducir que las calladas son las tranquilas y esto dispara el botón de ¨Error¨! Esto no quiere decir que tu debes pegarte un cinta adhesiva a la boca, que no hables, que no opines, no deliberes...no! Cristo te hizo libre y te dió boca para que con ella plantes y edifiques. Dios no te ha creado para que tu muevas la cabeza simplemente cuando quieras decir no o sí.
Cuando Pedro hablaba de esto no se refería a un ausencia de ruido verbal, sino a una paz mental, a un orden en las emociones y a una firmeza en las convicciones, estaba describiendo así el canon de belleza espiritual, superior a la externa.
Dios no quiere AMADA PRINCESA que no opines, que calles, que te reserves, o que digas si a todo sin deliberación alguna. La tanquilidad, lo apacible aqui, tiene mucho más que ver con la calma y quietud de nuestros corazones más que con el alboroto de nuestras palabras. Lo que la Palabra de Dios te incita aqui es a que seas, Tranquila, Resuelta y Pacífica, no lo olvides! Como el agua del pozo a diferencia de un Batido agitado.
Un Espíritu Apacible es lo contrario a un Espíritu angustioso, ansioso e inquieto. Así que como el reto es lucir siempre Bella y Radiante... no olvides hoy de orar...-Dame Señor una Mente Apacible y Tranquila...., de seguro, tú Espíritu lo Procesará y Dios te lo dará!