Aunque parezca increíble, estos dos universos opuestos existen dentro de cada cristiano, que sigue siendo humano, aunque asimismo habita en su interior el Espíritu Santo.
Las dos naturalezas estan siempre enfrentadas, y la Envidia es una de las malas actitudes que afloran cuando decidimos no escuchar la Voz del Espíritu de Dios.
La Envidia normalmente surge de la rivalidad o el ávido deseo de bienes que no nos pertenecen a nosotras mismas, o de un anhelo excesivo de cosas que no tenemos y que otros si tienen. Nos molesta ver como brillan otros en tal o cual situación de sus vidas, y nos quebranta el por qué nosotras no lo alcanzamos....cuando deberíamos, esforzarnos, por buscar en nosotras mismas esa luz o alguna mejor!.
De la misma forma, una víctima de la Envidia, como hija o hijo de Dios, debe ayudar al Envidioso y no apartarse de él como si de una enfermedad contagiosa se tratase. La humildad de la persona envidiada puede acercar corazones, mientras que su orgullo puede perpetuar el sufrimiento de los envidiosos.
Un corazón que ama a Dios y quiere hacer Su Voluntad, jamás tendrá envidia, porque su corazón reconocerá que todo Don Perfecto desciende de lo Alto del Padre de las Luces. (Santiago 1:17)
Así que...Es hora que aprendas amiga, a brillar tu misma de una manera que aún las lucie
érnagas en la noche contemplen con admiración, la luz de Dios que mora en tí y que está destinada en Resplandecer!
Muchas bendiciones mi amada hermana, estoy visitando nuevamente tu blog, y me encanta este mensaje, es una gran bendición poder compartir la bendita palabra de Dios.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde mi pais El Salvador, Centroamérica.
www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
Es una alegría inmensa para mí dar a conocer Algo, del lo mucho que Dios ha depositado en mí, y alcanzar mujeres como tú que anhelan más de El. Muchas gracias por pasar por aquí y Exitos para todo lo que Emprendas!!!!Un gran cariño!
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